La tecnología no es el Grial educativo

En un colegio «X» se plantean la compra de tablets y Chromebooks para integrar su uso en el aula. Esta inclusión se une a las ya sempipresentes pizarras electrónicas y pantallas táctiles que no han mejorado en diez años el rendimiento escolar y nos colaron sin ningún estudio previo. Los integrantes del claustro se muestran entusiasmados. ¿Van a hacer esos aparatos que aprendan más y mejor? ¿Consiguen que el clima en el aula sea más positivo? La respuesta a esas dos preguntas es no. Está estudiado y nunca se ha evidenciado lo contrario, pero los educadores suelen leer pocos estudios, lo que nos gusta es que nos vendan el último gadget que revolucionará la educación. Y nunca la revoluciona porque esa revolución no empieza por fuera.

Un lápiz y un papel siguen teniendo mejores resultados a la hora de aprender a leer y escribir que una tablet o un ordenador. En un soporte físico, una hoja o una pizarra, los conceptos se entienden y asimilan mucho mejor que si estos se muestran a través de una pantalla. Está demostrado que en un soporte digital los contenidos se entienden y aprende peor. El flujo constante de estímulos diversos perjudica a la atención y esta es la base fundamental para aprender. El torrente visual y auditivo y que todos los contenidos digitales sean tan agradables y divertidos provoca una secreción de dopamina constante, con efectos tan perjudiciales como la disminución de la corteza frontal del cerebro, que es la que, entre otras cosas, regula el control de nuestras emociones y crea adictos a las pantallas.

Todas estas cuestiones están probadas, está demostrado que gastar mucho dinero en implementar tecnología no sirve para casi nada y no está demostrado que la tecnología sirva para mucho más que llenar los bolsillos de quienes la venden y fabrican. Hay evidencias sólidas y abundantes. No solo eso, aquellos que las fabrican, allí donde viven, prohíben a sus hijos el uso de lo que le venden al resto del mundo, cual traficantes de droga que no consumen y les llevan a colegios donde no hay pantallas pitidos electrónicos. Y, sin embargo, los docentes seguimos insistiendo en las bondades de aparatos que nunca han sido demostradas, a la búsqueda del Grial que solucione todos los problemas educativos. Queremos risas, aplausos, que los niños se lo pasen bien mientras aprenden los nombres de los ríos más importantes de España o aprenden las tablas de multiplicar entre risas. Queremos no estar haciendo siempre lo mismo, salir de la rutina, aunque eso que hacemos funcione y mucho de ello esté demostrado científicamente. Queremos hacer proyectos, que pinten, que hablen, que nos hagan trabajos para quitarse el sombrero buscando información por internet, pero todo ello no llega de la mano de las nuevas tecnologías que no permiten a nadie profundizar en ningún contenido o afianzar sus conocimientos. Vemos en la tecnología una ayuda, una muleta, para hacer de nuestras clases algo más dinámico, agradable y eficaz, cuando el resultado en realidad es otro y lo que potenciamos es la adicción a recibir estímulos constantemente y la incapacidad para mantener la atención y la concentración durante 5 minutos seguidos.

Somos conscientes del daño que hacen las nuevas tecnologías en casa (críos que llegan sin dormir o que son incapaces de centrarse dos minutos en algo, acostumbrados a pasar las tardes de tiktok en tiktok), pero no nos damos cuenta de que su lugar en la escuela debe ser reducido y muy estratégicamente distribuido, no usado de manera general. Buscamos el Grial educativo, pero ese Grial no es algo externo y se compone de destrezas entrenables que existen (como siempre ha dicho un amigo, todo está inventado) en todos y cada uno de nosotros. Cualquier éxito educativo tiene mucho más que ver con lo que pasa por dentro que con el uso de aparatos que mejoran la experiencia sensorial. Esas destrezas se llaman esfuerzo y constancia y tienen un único problema que todas las empresas que se dedican a innovar no quieren que sepamos pues desmonta todo su chiringuito: no se pueden vender y cualquiera puede mejorarlas, con dedicación y tiempo y sin ayuda de costosos e ineficaces inventos, pero requieren esfuerzo.

Fuentes:

Un comentario en “La tecnología no es el Grial educativo

  1. La manía de todos esos sabihondos de la nada progre hablando siempre de que la educación necesita más dinero, más nuevas tecnología, más pedagogia… Pues no señores. . . Los mayores genios de la historia no tuvieron nada de eso…la cuestión es tener actitud y aptitud (y unos profesores con potestad y autoritas para desarrollarlas)

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