Insistir en una educación que no funciona, no hace que funcione (el ejemplo sueco)

En España estamos haciendo en educación lo que ya se hizo en otros países y no funcionó.

En Suecia se instauró, a partir de 1950, la «escuela única». Hoy se sabe que fue un fracaso, un experimento que cambió todo lo que iba bien, por un modelo sin evidencias científicas que perjudicó al sistema educativo durante décadas. Lo mismo que estamos haciendo ahora en España se empezó en Suecia a mediados del siglo XX. A pesar de los malos resultados de este modelo de educación, se insistió en las reformas. La escuela era igual para todos los alumnos durante 8 años. El profesor debía individualizar los aprendizajes dentro del aula (los profesores decían que eso era imposible). Los alumnos no debían tener exámenes, ni repetir curso. Los contenidos debían atender al interés del alumno, se tenían que adaptar a cada uno de ellos y no estaban definidos por cursos. Era una escuela que pretendía profundizar en la actitud democrática de los alumnos, a través del modelo de trabajo en equipo.

En 1962 hubo movimientos de protesta protagonizados por los profesores contra este modelo de escuela. No se les escuchó y se aprobó la ley educativa y se cambió el nombre de «escuela única» por el de «escuela de base». A partir de esta ley ya no hubo diferentes itinerarios educativos y diferenciados, sino que todos los estudiantes tenían que hacer lo mismo. Para ello, se redujeron los contenidos educativos.

En el año 1968 se cambia la ley otra vez, yendo aún más allá. Todos los alumnos estudiaban lo mismo durante 9 años. Se quitó teoría y se pusieron más prácticas en la educación secundaria, además de dos horas semanales de trabajo libremente escogido, dentro de la jornada lectiva, para contentar a los alumnos que no querían estudiar. A los profesores se les exigía que motivaran a los alumnos. La culpa de no querer estudiar era de los profesores, no de los alumnos. Los alumnos debían ser activos, si estaban escuchando o leyendo, serían pasivos. Había que hacer cosas concretas, muchos trabajos, obras de teatro, maquetas, carteles. Todos debían estar en el aula haciendo lo mismo, pero al mismo tiempo haciendo cosas diferentes adaptadas a su nivel. El trabajo debía ser en equipo y colaborativo. Los contenidos eran menos importantes que la forma de trabajar. La profesión de docente empezó a resultar menos atractiva para aquellos que tenían interés en enseñar.

En 1970 otra ley educativa puso énfasis en los psicosocial. El profesor ahora debía acompañar y cuidar al alumno, no solo enseñarle. La función docente se empezó a alejar de lo intelectual y se aproxima al servicio social. Aumentó la demanda de educación especial porque cada vez más jóvenes no se encontraban a gusto en la escuela. Ahora todos estarían en el mismo aula todo el tiempo y un profesor entraría en el aula para ayudar a los que tenían problemas al mismo tiempo que se da la clase.

En los años 80 se descentraliza la educación. Los municipios podían organizarla como consideren adecuado. Los programas educativos podían ser locales. Se suprimen las pruebas generales y globales. Empieza a calar la idea de que las notas no son necesarias. A los 14 años recibían los alumnos sus primeras notas.

En 1985 se decidió cambiar la formación docente para la educación obligatoria. Las formación en contenidos académicos pasó a un segundo plano, los profesores debían ahora centrarse más en la psicología y la pedagogía que en atesorar conocimientos académicos y científicos. Los profesores debían enseñar más de una asignatura en secundaria, el conocimiento profundo de una materia ya no era importante. Cuando salió esta ley hubo muchas protestas en el país, por parte de las facultades y estudiantes que pretendían ser docentes. A pesar de todo, se aprobó la ley.

Todo este ciclo de reformas no se basaron en ningún hecho científico. Tampoco se escuchó a los docentes. Las reformas las promovieron los socialdemócratas, pero con el apoyo o el silencio del resto de partidos. Ahora en Suecia se preguntan a dónde les ha llevado todo esto. Las reformas han creado más desigualdad, los buenos profesores han abandonado el sistema, hay más problemas en los colegios, los alumnos se quejan de problemas psicosociales… Suecia es un ejemplo claro de que este tipo de reformas son negativas, a pesar de las intenciones. Los resultados del país en las pruebas internacionales no han dejado de bajar desde que estas empezaron en el año 2000.

Extraído de esta ponencia: https://culturacientifica.com/2018/03/08/destruir-buen-sistema-educacion-ejemplo-sueco/

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