Sobre niños (y niñas) maleducados… y sus padres (y madres)

La noticia es que a unas niñas que se han portado mal les ha pasado eso que recomiendan todos los maestros, profesoras, psicólogos y pedagogas: han experimentado las consecuencias de su mal comportamiento. Entras bebido a un estadio, no te dejan pasar; te saltas un semáforo, te ponen una multa; la lías en el transporte público, te echan. Lo que hace no demasiados años no habría sido noticia, hoy causa estupor. A los niños ya no se les castiga, no se les echa la bronca, no se les tiene que levantar nunca la voz… Y este es resultado de esas prácticas educativas, que la mala educación no se corrige y que además está mal visto corregir la mala educación. Los padres han salido a la palestra a defender lo que les han hecho a sus pobres criaturas, defensa totalmente innecesaria, porque las consecuencias han sido muy leves. No los han dejado en un páramo desierto sin agua, simplemente se han bajado del vagón donde causaban las molestias y han proseguido su viaje en un autobús en el que solo podían molestarse a sí mismos y al conductor.

El problema no está en los niños, nunca lo he estado. A Sócrates se le atribuyen estas palabras que repite mucha gente sin entenderlas: “ahora los chicos aman el lujo. Tienen malas maneras, desprecian la autoridad; no respetan a los mayores y prefieren la cháchara al ejercicio”. No las entienden porque Sócrates no estaba siendo irónico, no decía que el problema de los adolescentes era la incomprensión de los padres, sino la adolescencia en sí misma, período en el que un casi joven se enajena y cree que el mundo está contra él, cuando es él el que está contra el mundo. La cita lo que dice es que eso que pasa no es porque los adultos lo veamos mal, sino porque está mal y hay que corregirlo, con educación. Y con consecuencias.

Los padres de esos niños (y niñas, que parece solo usamos los dos géneros para las cosas buenas), son los que no quieren que sus hijos sufran las consecuencias de sus actos, quienes los defienden con el argumento de que son niños (ya se portarán bien algún día ellos solos, me imagino) y quienes critican la medida punitiva que se ha aplicado con los menores. La culpa de ese mal comportamiento, para mí, está clara. Si tus padres te explican, te excusan y además discuten con quien se queja de tu mal comportamiento para defenderlo, la responsabilidad de eso que se llama educación, es suya. Al final, que haya hordas de críos (y crías) maleducados hoy en día, viene de unos padres que no tienen ganas, o fuerzas, de hacer su trabajo, que es el de educar.

Por eso no vale de nada que en el cole, el comedor o el transporte público tomen medidas contra los que arman follón, se portan mal o hacen bullying a algún compañero, si luego viene uno de esos padres a quitarle importancia, argumentando que solo son críos. Son críos, sí, pero no gilipollas. Y saben perfectamente que pueden hacer casi todo lo que les da la gana porque legalmente no son responsables y en casa les van a dar una palmadita en la espalda para consolarles, no sea que tener límites y consecuencias cuando las normas se transgreden, les vaya a causar algún trauma incurable cuando sean adultos.

8 comentarios en “Sobre niños (y niñas) maleducados… y sus padres (y madres)

    • Cuando yo era crío teníamos una asignatura que se llamaba «Educación Cívica» y pretendía enseñarnos, simplemente, a respetar a los demás.
      También el maestro ejercía su autoridad y educaba con la severidad necesaria, y a los padres no se les ocurría venir al colegio a defender las andanzas de sus hijos, sí no que ellos mismos los castigaban a su manera si recibían una queja del colegio.
      Así fue educada mi generación, la generación que creo el país que hoy nuestros hijos destrozan.

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  1. Cuando yo era crío teníamos una asignatura que se llamaba «Educación Cívica» y pretendía enseñarnos, simplemente, a respetar a los demás.
    También el maestro ejercía su autoridad y educaba con la severidad necesaria, y a los padres no se les ocurría venir al colegio a defender las andanzas de sus hijos, sí no que ellos mismos los castigaban a su manera si recibían una queja del colegio.
    Así fue educada mi generación, la generación que creo el país que hoy nuestros hijos destrozan.

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  2. Los papás y los niños no tendrían nada que hacer si los profesores (en particular los cargos políticos de cada centro) y el ministerio hicieran oídos sordos a quejas estúpidas. No es el caso. O sigues la corriente como los demás o ve pensando en cambiar de trabajo. Yo lo hice. Trabajo como conserje. Económicamente he quedado bastante peor, el horario es más largo y los derechos para el futuro sensiblemente menores, pero anímicamente me siento mejor. No me despierto cada noche con alguna olla, ni cada día he de soportar babosadas y poner cara de perfil a todo.

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  3. La palabra maleducado ya se entiende por sí misma; un proverbio africano dice que para educar a un individuo hace falta la tribu entera, si los padres que no saben hacerlo no permiten que el resto lo haga y cuestionan cualquier límite que pongan a sus pequeños salvajes, ahí seguirán las criaturas, haciendo lo que quieran sin respetar a nada ni a nadie, porque nadie los ha educado nunca en valores cívicos.

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